Mujeres autistas que rompieron barreras – Parte II
Hoy quiero seguir profundizando contigo en las historias de mujeres autistas que están cambiando el mundo —no solo desde logros individuales, sino construyendo espacios más inclusivos, más diversos y más humanos.
En Ser Mujer y Vivir Para Contarlo, creemos que visibilizar estas voces no es un favor ni una moda: es una forma de justicia. Porque por mucho tiempo las mujeres neurodivergentes fueron invisibles, y ahora es momento de reconocer su aporte.
Aquí te comparto las historias de Siena Castellón, Kayla Cromer, Daryl Hannah y Felicity House.
1. Siena Castellon: (Irlanda, 2002- Presente)
Siena es una joven activista que ha hecho más por la neurodiversidad en menos de 25 años que muchas organizaciones enteras.
Diagnósticos: autismo, dislexia, TDAH, dispraxia. En lugar de esconderlo, Siena lo convirtió en su bandera.
Fundó Neurodiversity Celebration Week, una campaña que se lleva a cabo en escuelas de todo el mundo para educar sobre la diversidad neurológica, romper estigmas y empoderar a estudiantes neurodivergentes
Siena ha sido premiada internacionalmente y ha hablado en conferencias globales, mostrando que la juventud tiene no solo voz, sino impacto real.
Ella nos enseña que crecer con un diagnóstico no significa que tu vida será más pequeña: significa que tu misión puede ser más grande.
2. Kayla Cromer: (Estados Unidos, 1998-Presente)
Kayla es actriz y activista.
Es conocida principalmente por su papel en la serie Everything’s Gonna Be Okay, donde interpreta a Matilda, una joven autista. Lo revolucionario aquí es que Kayla también es autista en la vida real, algo que casi nunca ocurre en la industria del entretenimiento.
Por décadas, los personajes neurodivergentes fueron interpretados por actores neurotípicos, perpetuando estereotipos y desconectando la representación de la realidad. Kayla cambió eso.
Ella no solo actúa: usa su plataforma para hablar sobre autenticidad, inclusión y el derecho de las personas autistas a ser quienes representan sus propias historias.
Su trabajo nos recuerda que el cambio cultural no ocurre solo en leyes, sino también en las pantallas que vemos todos los días.
3. Daryl Hannah: (Estados Unidos, 1960-Presente)
Daryl fue una de las actrices más famosas de los años 80 y 90, protagonista de películas como Blade Runner y Splash.
Pero lo que pocos sabían —hasta que ella misma lo reveló años después— es que fue diagnosticada con autismo en la infancia, en una época donde las mujeres eran prácticamente invisibles en los estudios sobre la condición.
Daryl sufrió bullying en Hollywood por su comportamiento reservado, su incomodidad en alfombras rojas, su necesidad de evitar estímulos sensoriales intensos.
Hoy, además de seguir actuando, es una activista ambiental apasionada, demostrando que la neurodivergencia no desaparece en la adultez, sino que evoluciona y sigue formando parte de quién eres.
Su historia es poderosa porque nos habla de resiliencia: sobrevivir en un mundo que no te entiende y aún así usar tu voz para causas más grandes.
4. Felicity House: (Estados Unidos, fundado en 2016)
Felicity House no es una persona, sino un espacio único: fue el primer centro creado exclusivamente para mujeres y personas no binarias autistas en Nueva York.
Fundado por mujeres autistas, este lugar ofrece apoyo, comunidad, talleres, actividades y un refugio seguro para compartir experiencias sin juicio.
¿Por qué es importante?
Porque durante décadas, las investigaciones y servicios sobre autismo estuvieron centrados casi exclusivamente en hombres, dejando de lado las necesidades, vivencias y particularidades de las mujeres autistas.
Felicity House nació para llenar ese vacío, demostrando que cuando las mujeres autistas lideran, crean soluciones que realmente funcionan.
Las historias de Siena, Kayla, Daryl y el proyecto Felicity House nos enseñan que:
La neurodivergencia no es una barrera, es una identidad valiosa.
La representación importa: ver a alguien como tú en la pantalla puede cambiar vidas.
Las mujeres autistas no solo necesitan espacios seguros: necesitan espacios de liderazgo.
Las comunidades inclusivas nacen cuando quienes viven la experiencia son quienes diseñan las soluciones.
En Ser Mujer y Vivir Para Contarlo, creemos que cada vez que contamos estas historias estamos creando un tejido más fuerte, más amplio y más representativo.
Porque no se trata solo de celebrar lo que lograron estas mujeres, sino de entender que su impacto crea posibilidades nuevas para todas.
Así que la próxima vez que alguien hable del autismo sólo como un “desafío clínico”, cuéntales de Siena fundando campañas escolares globales.
Cuéntales de Kayla rompiendo barreras en Hollywood.
Cuéntales de Daryl sobreviviendo a una industria implacable y eligiendo usar su voz para cuidar el planeta.
Cuéntales de Felicity House creando comunidad donde antes había soledad.
Y, sobre todo, recuérdate a ti misma que no hay una sola forma correcta de ser mujer, ni de dejar huella.
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